The French Connection
Estados Unidos, 1971
D: William Friedkin.
G: Ernest Tidyman.
F: Owen Roizman.
M: Don Ellis.
R: Gene Hackman, Roy Scheider, Fernando Rey, Tony Lo Bianco, Marcel Bozzuffi, Frederic de Pasquale, Bill Hickman, Ann Rebbot, Eddie Egan, André Ernotte, Ben Marino…
Color-104 m
Al igual que el western, el cine negro nació encorsetado, este segundo debido básicamente a ser heredero de la novela negra. Y hasta la década de los 60 no pudo evitar esa rigidez y comenzó a tener gran variedad. Ya no eran películas de detectives y gángsteres (aunque de estos nunca se olvidan), y comenzaron a salir subgéneros: las películas policíacas, procesos judiciales, misterios por resolver, asesinos en serie, incluso se atreven a poner al asesino o gángster como protagonista.
Este cambio se inicia gracias al impulso de películas francesas como El clan de los sicilianos o El silencio de un hombre. Pronto Hollywood apuesta por este estilo, más duro, violento y contundente (pero sin implicarse a una renuncia total de los estilos del pasado)… Así llegan A quemarropa, En el calor de la noche, Bonnie & Clyde, Bullit, Harry el sucio, The French connection, Chinatown y por supuesto El padrino…
Uno de los grandes responsables de todo ello es el productor de este film, Philip D’Antoni, que venia de producir Bullit. El compro los derechos de la novela de Robin Moore que narraba las aventuras de Eddie Egan y Sonny Grosso (Policías reales que participaron como asesores en el film). D’Antoni solo le pidió una cosa a Friedkin, una persecución más vibrante que la de Bullit, pero eso si que no lo consiguió, aunque no le sobra brillantez… Nunca olvidaré la muerte de Marcel Bozzuffi (Nicoli en la película), algo tan impactante que llega a convertirse en el practicamente el cartel del film...
Así ubicados ya podemos presentar a los protagonistas de The French Connection: Contra el imperio de la droga. Estos son los Jimmy “Popeye” Doyle y Buddy Rosso son dos policías del departamento de narcóticos de Nueva York que siguen la pista de una red de traficantes de drogas. Malhablados, duros El cerebro de esta red es Alain Charnier, un frío y elegante francés que acaban de llegar a Estados Unidos.
La película tiene algo muy peculiar, su tono documental. Para reflejar con el mayor realismo posible, Friedkin rodó muchas escenas cámara en mano, lo que también implica una grabación del sonido directo, que en su versión original muchas veces resulta algo defectuosa, pero que le da aun más veracidad a la historia. Además se aposto por actores no muy conocidos en Estados Unidos todavía: Gene Hackman (actor secundario en Lilith y Bonnie & Clyde), Roy Scheider (secundario en Klute) y Fernando Rey (con renombre por protagonizar Tristana y Viridiana, ambas de buñuel. Friedkin quería a Francisco Rabal pero no conocía su nombre, sólo sabía que era un actor español. La productora contrato a Rey antes que Friedkin lo viera. Cosas del destino). Los tres forman un trío muy especial, hasta ese momento el cine negro poseía cuatro estereotipos claros de personajes: El héroe, el antihéroe, el villano y la chica. Pues bien, The French Connection es una de las pocas películas de este genero que no tiene este ultimo personaje. Además así como va avanzando la película podemos ver que (al menos uno) de los héroes y el villano no son tan diferentes, convirtiéndose en dos antihéroes, en uno de los primeros enfrentamientos entre antihéroes de la historia del cine… Después llegarían Leone, Tarantino, Rodríguez y las películas de superhéroes para imitar este nuevo estilo…
Aunque la ya mencionada escena en la que Popeye persigue con el coche el metro por toda la ciudad es la escena más recordada, no es mí preferida, si no que es la justo anterior. En ella Hackman y Rey juegan al “corre que te pillo” con miradas y movimientos; el primero solo intenta seguirlo, mientras el español, hace todo lo posible para hacerle esquinazo. Primero por las calles neoyorquinas, y después en la estación de metro. Totalmente sublime.
Si hay un cuarto protagonista (Además de Hackman, Scheider y Rey) esa es la ciudad de Nueva York. Pese a que el libro que marca las películas a ver, dice todo lo contrario vemos dos ciudades de nueva York totalmente diferentes: la primera sórdida, criminal, sucia y oscura y una segunda limpia y luminosa. Pero vemos esas mismas dos caras en Marsella. La única ciudad de la que solo vemos una cara, Washington (Hay si que acierta el libro). Aun así Nueva York, se muestra como la ciudad que es, urbana, atractiva y llena de encanto.
The French Connection, contra el imperio de la droga tiene de los finales más pesimistas de la historia del cine, que por supuesto no voy a desvelar (no como el libro, de nuevo)... Pese a carecer de los elegantes elementos drámaticos de Harry el sucio o Serpico, la dureza de los dos personajes principales hace que tenga muy pocos elementos de drama compasivo pero justamente ese caracter frio, duro y brutal junto a ese final hacen que merecidisimamente el film forme parte de esta selección de las 1001, y no tan solo por ser uno de los máximos exponentes de ese revivir de un genero que llega al siglo XXI totalmente fresco gracias a gente como Scorsese, de Palma, Friedkin, Lumet y Michael Mann, entre otros...
Estados Unidos, 1971
D: William Friedkin.
G: Ernest Tidyman.
F: Owen Roizman.
M: Don Ellis.
R: Gene Hackman, Roy Scheider, Fernando Rey, Tony Lo Bianco, Marcel Bozzuffi, Frederic de Pasquale, Bill Hickman, Ann Rebbot, Eddie Egan, André Ernotte, Ben Marino…
Color-104 m
Al igual que el western, el cine negro nació encorsetado, este segundo debido básicamente a ser heredero de la novela negra. Y hasta la década de los 60 no pudo evitar esa rigidez y comenzó a tener gran variedad. Ya no eran películas de detectives y gángsteres (aunque de estos nunca se olvidan), y comenzaron a salir subgéneros: las películas policíacas, procesos judiciales, misterios por resolver, asesinos en serie, incluso se atreven a poner al asesino o gángster como protagonista.
Este cambio se inicia gracias al impulso de películas francesas como El clan de los sicilianos o El silencio de un hombre. Pronto Hollywood apuesta por este estilo, más duro, violento y contundente (pero sin implicarse a una renuncia total de los estilos del pasado)… Así llegan A quemarropa, En el calor de la noche, Bonnie & Clyde, Bullit, Harry el sucio, The French connection, Chinatown y por supuesto El padrino…
Uno de los grandes responsables de todo ello es el productor de este film, Philip D’Antoni, que venia de producir Bullit. El compro los derechos de la novela de Robin Moore que narraba las aventuras de Eddie Egan y Sonny Grosso (Policías reales que participaron como asesores en el film). D’Antoni solo le pidió una cosa a Friedkin, una persecución más vibrante que la de Bullit, pero eso si que no lo consiguió, aunque no le sobra brillantez… Nunca olvidaré la muerte de Marcel Bozzuffi (Nicoli en la película), algo tan impactante que llega a convertirse en el practicamente el cartel del film...
Así ubicados ya podemos presentar a los protagonistas de The French Connection: Contra el imperio de la droga. Estos son los Jimmy “Popeye” Doyle y Buddy Rosso son dos policías del departamento de narcóticos de Nueva York que siguen la pista de una red de traficantes de drogas. Malhablados, duros El cerebro de esta red es Alain Charnier, un frío y elegante francés que acaban de llegar a Estados Unidos.
La película tiene algo muy peculiar, su tono documental. Para reflejar con el mayor realismo posible, Friedkin rodó muchas escenas cámara en mano, lo que también implica una grabación del sonido directo, que en su versión original muchas veces resulta algo defectuosa, pero que le da aun más veracidad a la historia. Además se aposto por actores no muy conocidos en Estados Unidos todavía: Gene Hackman (actor secundario en Lilith y Bonnie & Clyde), Roy Scheider (secundario en Klute) y Fernando Rey (con renombre por protagonizar Tristana y Viridiana, ambas de buñuel. Friedkin quería a Francisco Rabal pero no conocía su nombre, sólo sabía que era un actor español. La productora contrato a Rey antes que Friedkin lo viera. Cosas del destino). Los tres forman un trío muy especial, hasta ese momento el cine negro poseía cuatro estereotipos claros de personajes: El héroe, el antihéroe, el villano y la chica. Pues bien, The French Connection es una de las pocas películas de este genero que no tiene este ultimo personaje. Además así como va avanzando la película podemos ver que (al menos uno) de los héroes y el villano no son tan diferentes, convirtiéndose en dos antihéroes, en uno de los primeros enfrentamientos entre antihéroes de la historia del cine… Después llegarían Leone, Tarantino, Rodríguez y las películas de superhéroes para imitar este nuevo estilo…
Aunque la ya mencionada escena en la que Popeye persigue con el coche el metro por toda la ciudad es la escena más recordada, no es mí preferida, si no que es la justo anterior. En ella Hackman y Rey juegan al “corre que te pillo” con miradas y movimientos; el primero solo intenta seguirlo, mientras el español, hace todo lo posible para hacerle esquinazo. Primero por las calles neoyorquinas, y después en la estación de metro. Totalmente sublime.
Si hay un cuarto protagonista (Además de Hackman, Scheider y Rey) esa es la ciudad de Nueva York. Pese a que el libro que marca las películas a ver, dice todo lo contrario vemos dos ciudades de nueva York totalmente diferentes: la primera sórdida, criminal, sucia y oscura y una segunda limpia y luminosa. Pero vemos esas mismas dos caras en Marsella. La única ciudad de la que solo vemos una cara, Washington (Hay si que acierta el libro). Aun así Nueva York, se muestra como la ciudad que es, urbana, atractiva y llena de encanto.
The French Connection, contra el imperio de la droga tiene de los finales más pesimistas de la historia del cine, que por supuesto no voy a desvelar (no como el libro, de nuevo)... Pese a carecer de los elegantes elementos drámaticos de Harry el sucio o Serpico, la dureza de los dos personajes principales hace que tenga muy pocos elementos de drama compasivo pero justamente ese caracter frio, duro y brutal junto a ese final hacen que merecidisimamente el film forme parte de esta selección de las 1001, y no tan solo por ser uno de los máximos exponentes de ese revivir de un genero que llega al siglo XXI totalmente fresco gracias a gente como Scorsese, de Palma, Friedkin, Lumet y Michael Mann, entre otros...